
Una de las cosas que más flojera me daba antes era ir a misa. "Perder" una hora del domingo tratando de entender a un cura y que a veces hasta que me regañen no iba conmigo, iba a misa con pocas ganas pero finalmente iba. Pero, las cosas cambian y nuevamente Dios, en el momento preciso, hizo que lleguemos un domingo de casualidad hace más o menos 2 años a la iglesia Nuestra Señora de la Alegría. No saben lo linda que estuvo la misa y qué casualidad que justo era la primera misa del nuevo párroco al que incluso aplaudieron de pié al terminar. Desde ese día no solo me encanta ir a misa, ya sea que la oficie el Padre Henry (el aún párroco de la iglesia) o el padre Raúl o el padre Emerson.
Pero, ¿a qué viene todo esto? Si pensaron que el nacimiento de Mapi iba a impedir que sigamos yendo a misa todos los domingos se equivocaron, en realidad, ella es un motivo más para agradecer no solo un día a la semana sino cada segundo. Hace unos cuantos domingos estaba con un resfrío terrible pero igual fuimos a misa, ya casi casi llegando al final de la misa el padre Raúl pidió que todas las parejas casadas se acerquen. ¿Qué pasaba? Igual fuimos y oh sorpresa! íbamos a renovar nuestros votos de matrimonio. Si, sin ningún vestido especial, sin maquillaje, sin fotógrafos; solo nosotros tres.
¿Les confieso algo? fue perfecto. Nada importaba más que nosotros renovando nuestro compromiso y amor y qué mejor forma que hacerlo que junto con nuestra hijita. Ya sea que seas católico o no, practicante de alguna religión o no, si es que estás junto a la persona que amas desde hace algún tiempo les recomiendo que se tomen unos minutos para agradecer porque están juntos, por todo lo que han vivido y por todo lo que vendrá. Van a ver lo lindo que se sienten luego!
Pero, ¿a qué viene todo esto? Si pensaron que el nacimiento de Mapi iba a impedir que sigamos yendo a misa todos los domingos se equivocaron, en realidad, ella es un motivo más para agradecer no solo un día a la semana sino cada segundo. Hace unos cuantos domingos estaba con un resfrío terrible pero igual fuimos a misa, ya casi casi llegando al final de la misa el padre Raúl pidió que todas las parejas casadas se acerquen. ¿Qué pasaba? Igual fuimos y oh sorpresa! íbamos a renovar nuestros votos de matrimonio. Si, sin ningún vestido especial, sin maquillaje, sin fotógrafos; solo nosotros tres.
¿Les confieso algo? fue perfecto. Nada importaba más que nosotros renovando nuestro compromiso y amor y qué mejor forma que hacerlo que junto con nuestra hijita. Ya sea que seas católico o no, practicante de alguna religión o no, si es que estás junto a la persona que amas desde hace algún tiempo les recomiendo que se tomen unos minutos para agradecer porque están juntos, por todo lo que han vivido y por todo lo que vendrá. Van a ver lo lindo que se sienten luego!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario