Una sorpresa durante la misa de domingo

Nací en un hogar católico, fui a un colegio de monjas pero debo reconocer que fue gracias a Sergio que realmente me acerqué a la iglesia y empecé a practicar mi religión. Realmente siento que Dios lo puso en mi camino para eso, para acercarme a Él, y siento que me ha hecho una mejor persona. A lo largo de nuestros 6 años de matrimonio hemos pasado por alguna situaciones difíciles en las que si bien no hemos dejado de luchar al final dejamos todo en manos de Dios. A veces, lo que nosotros queremos que suceda no es para nosotros y eso es porque un poquito más adelante nos espera algo mejor y solo en ese momento todo calza y tiene sentido ¿les ha pasado? Para mi eso no es suerte, para mi eso es Dios mostrándome la historia completa y diciéndome: "¿Ves cómo ahora todo es como debe de ser?" El sufrimiento te hace más fuerte y más humilde y eso te hace una mejor persona.

Una de las cosas que más flojera me daba antes era ir a misa. "Perder" una hora del domingo tratando de entender a un cura y que a veces hasta que me regañen no iba conmigo, iba a misa con pocas ganas pero finalmente iba. Pero, las cosas cambian y nuevamente Dios, en el momento preciso, hizo que lleguemos un domingo de casualidad hace más o menos 2 años a la iglesia Nuestra Señora de la Alegría. No saben lo linda que estuvo la misa y qué casualidad que justo era la primera misa del nuevo párroco al que incluso aplaudieron de pié al terminar. Desde ese día no solo me encanta ir a misa, ya sea que la oficie el Padre Henry (el aún párroco de la iglesia) o el padre Raúl o el padre Emerson. 

Pero, ¿a qué viene todo esto? Si pensaron que el nacimiento de Mapi iba a impedir que sigamos yendo a misa todos los domingos se equivocaron, en realidad, ella es un motivo más para agradecer no solo un día a la semana sino cada segundo. Hace unos cuantos domingos estaba con un resfrío terrible pero igual fuimos a misa, ya casi casi llegando al final de la misa el padre Raúl pidió que todas las parejas casadas se acerquen. ¿Qué pasaba? Igual fuimos y oh sorpresa! íbamos a renovar nuestros votos de matrimonio. Si, sin ningún vestido especial, sin maquillaje, sin fotógrafos; solo nosotros tres. 

¿Les confieso algo? fue perfecto. Nada importaba más que nosotros renovando nuestro compromiso y amor y qué mejor forma que hacerlo que junto con nuestra hijita. Ya sea que seas católico o no, practicante de alguna religión o no, si es que estás junto a la persona que amas desde hace algún tiempo les recomiendo que se tomen unos minutos para agradecer porque están juntos, por todo lo que han vivido y por todo lo que vendrá. Van a ver lo lindo que se sienten luego!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario