Bridezilla, ¿yo?

Tengo la percepción de que la mayoría de personas cuando me ve se hace la idea de que soy una persona bastante tranquila, buena gente y que no se hace problemas por nada. Debo reconocer que están casi casi en lo correcto pero también debo de admitir que tengo un genio de porquería en el trabajo, mis compañeros y ex compañeros de trabajo que han tenido la dicha (o desdicha) de trabajar conmigo no me van a dejar mentir. Ojo, no significa que sea una loca que tan pronto llega al trabajo empieza a gritar y renegar por gusto pero digamos que hay cosas que me sacan de mis casillas (y estoy tratando de controlarlo). Con esa introducción se podrán imaginar que mientras iba caminando sobre corazones de felicidad cuando Sergio (mi esposo) me propuso matrimonio tenía un ligero presentimiento de que en algún momento podría salir mi Bridezilla interior.


Si es que no estás familiarizada con el término te cuento que se le conoce como una Bridezilla a una novia que durante la organización de su matrimonio quiere controlar cada uno de los detalles del evento y que se pone de muy mal genio cuando algo no sale según lo planeado.

Sergio y yo nos encargamos de organizar todo, encontrar a los proveedores, el local, los partes, etc, etc. etc.... así que entre los dos definimos qué era lo que queríamos y cuando teníamos puntos de vista diferentes tratábamos de encontrar un punto medio o finalmente uno terminaba convenciendo al otro de cómo iban a ser las cosas. Si bien creo que en algún momento me exasperé por alguna cosa, fue manejable. Organizamos todo en 8 meses y prácticamente sin ningún inconveniente. 


Mis tías Carmen Rosa y Alicia arreglándo la
falda de mi vestido.
 

Cuando llegó el día del matrimonio estuve súper tranquila. El matrimonio fue a las 6:30 de la tarde así que con tiempo pasé la mañana relajada, almorcé, fui a la peluquería para que me arreglen y me dirigí hasta el hotel donde me arreglaría. Mis tías Carmen Rosa y Alicia y mis damas de honor: Daniela, Melissa, Brenda y Lorena me acompañaron para arreglarme, hacer las primeras fotos y también fueron testigos de mi primer ataque de Bridezilla, cuando me puse mi vestido (que tenía la falda en corte A y era de tul) noté que estaba ligeramente arrugada (me imagino que por traslado en el carro) y casi casi llamo a la costurera que le hizo los últimos arreglos para que lo vuelva a vaporizar, llamo a la lavandería del hotel para que lo arreglen o hago lo que sea necesario para que quede perfecto. Felizmente entre todas las chicas me tranquilizaron y se me pasó, terminé de cambiarme (en verdad era casi imperceptible que la falta esta un poquito arrugada por un lado), fuimos a hacer las fotos y nos dirigimos a la iglesia (que debo de reconocer que recuerdo ese momento como una mezcla de sentimientos entre felicidad, emoción y nervios multiplicados por un millón y todos juntos a la vez). 

Mi tío de Daniel junto a mi con una sonrisa algo forzada
a las 6:30 pm y nosotros sin entrar a la iglesia
Cuando llegamos a la iglesia veo que todos estaban afuera (no hubo matrimonio antes del nuestro así que no era por eso) vi a Sergio conversando, amigos y familiares acercándose al carro a saludarme y nadie me decía por qué no entraban (nos había dicho varias veces que la misa empezaba 6:30 en punto con novios o sin ellos y ya eran las 6:30!!!!). No sé si es que se notó que estaba molesta y no recuerdo a quién pero estoy segura que le grité a alguien (si es que estás leyendo esto disculpas casi 5 años después, no recuerdo a quién fue que grité pero de verdad en ese instante mi mente, y no sé por cuanto tiempo, quedó en blanco) solo cuando empecé a ver que Sergio ingresaba a la iglesia con mi suegra me tranquilicé, tomé aire, traté de tranquilizarme y salí del carro.

Después de eso lo único que recuerdo es felicidad absoluta pero esos fueron mis momentos de locura y reconozco que actué mal pero se te permite un poco de locura el día de tu matrimonio, ¿no? De igual manera les dejo algunos tips para evitar que pasen lo que me sucedió a mi:

© No todo va a salir perfecto: sí, seguramente tu lo vas a notar, pero la mayoría de personas no. Si es que lo notan las personas que te están acompañando están con ustedes para celebrar y no para criticar algo que no salga según lo planeado.  

© Pide ayuda: si es que no contratas a una wedding planner delega las tareas del día del matrimonio en familiares y amigos cercanos. ¿Cómo qué? los arreglos de flores para la iglesia, el brindis después de la ceremonia y coordinar con el proveedor del catering.

© Escucha y respeta las opiniones y sugerencias de los demás: puede que no las compartas pero escucha y agradece por el consejo.

©  ¡Dile NO al stress!: el día de tu matrimonio es tu día y el de tu novio, si es que estás preocupada no lo vas a disfrutar y luego te vas a arrepentir. Ten por seguro que la mayoría de cosas que podrían hacerte perder la calma no valen la pena.  

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