Cuando me pediste que hiciera un
post para tu blog desde el punto de vista del novio, sobre si fuiste Bridezilla
o no antes de casarnos, te dije que seguramente algún día lo haría. Muchas
ganas no tenía porque escribes con tanta ilusión y cariño tus demás artículos
que pensé que tal vez algo escrito por mí podría desentonar con el tono de Arroz con Leche me voy a Casar.
En estos momentos en que lo
escribo, aún sigo pensando lo mismo, pero ahí va…
No, no fuiste Bridezilla, para
nada. Fuiste un poco estresante por momentos y desesperante por otros tantos,
pero, bueno, tampoco es que yo tenga mucha paciencia, así que es subjetivo
decir desde mi perspectiva que fuiste o no una novia loca…o ¿tal vez es
objetivo?.
Los hombres sabemos a lo que nos
exponemos cuando pedimos una mano, en este caso, al pedirte la tuya intuía el
riesgo que podía correr en los preparativos previos a nuestro matrimonio, pero
desconocía su impacto.
Pero, ¿qué mujer no se estresa
con todos esos asuntos? Para mí lo normal era que te suceda. Sobre todo si en
todos lados nos pintan esa versión y hasta hay programas de novias neuróticas
en cable. Asumo que para las mujeres, más que para los hombres, el significado
de realizar tu matrimonio y que todo salga perfecto, es algo que muchas planean desde que son
niñas. No puede haber errores, ni fallas de último momento. (En este momento recuerdo
el capítulo de Friends cuando Mónica le dice a Chandler que no vuelva a decir
que es una Fiesta).
Para nosotros no es tanto así.
Por supuesto que estamos (no sé si emocionados es la palabra o ansiosos) porque
suceda, pero nunca vemos venir los preparativos. No nos preparan para los
preparativos previos a la boda. No nos preparan para el estrés (tu estrés), ni
los cambios de humor (tus cambios de humor), pero conociéndote tanto tiempo
(ocho años en ese momento no eran por gusto), sabía la importancia que tenía
para ti, tanto que ahora escribes sobre eso ¿no?
Y no fue tan malo como piensas
que fue. Lo único que me estresaba era pasarnos del presupuesto, ir a ver las
pruebas y todo lo que tenía que ver con los preparativos (bueno, entonces
paraba estresado). Pero no era por ti, sino por tanto que faltaba por hacer y
tan poco tiempo que teníamos, (recordemos que en mayo te pedí la mano y en
enero del año siguiente nos casamos). Obviamente, lo único que atinaba era a decir “cuánto”,
“está bien” o “no me gusta”. La responsabilidad era tuya y así lo dejé. Cual
Pilatos, me lavé las manos.
Ir a Jirón Puno a ver los partes
fue una aventura. Habremos ido como cinco veces a comparar proveedores y hacer
las pruebas. El calor, los choros, la cantidad de gente… Lo único bueno, para
ti, al menos, era que al terminar nuestra jornada en calles limeñas, siempre te
comprabas tu yoggi, tu hotdog de un sol.
![]() |
Yoggi: hotdog de dudosa procedencia que está cubierto por queso y masa de waffles |
Hablar con la señora del
catering, hacer más pruebas, separar la iglesia, conseguir un sacerdote,
conseguir un local…lo vuelvo a pensar y me vuelvo a estresar. Los hombres no
estamos hechos para esto, me refiero a los preparativos obviamente. Por eso,
cuando me dices siempre que cuando nos volvamos a casar va a ser en tal o cual
lugar, te respondo, “te volverás a casar si quieres, pero no conmigo”… Al final
tu recompensa fue ver que todo salió muy bien, y la mía fue ver tu sonrisa al
final de la noche del 15 de enero del 2010. Igual, no fuiste Bridezilla, pero
eso no lo hago dos veces ni loco...te amo.
qué divertido! muy cierto
ResponderBorrar